• miércoles 5 de marzo del 2025
    MOVIMIENTO 31 DE MARZO DE 1988 POR LORETO
    Loreto se ha distinguido por ser tierra generadora de movimientos sociales en búsqueda de fortalecer los derechos humanos, si bien es cierto que es una comunidad pequeña y heterogénea, también es cierto que con la diversidad se fortalece la búsqueda de la justicia como punto central, el gen histórico nos dota de una cualidad sensible de la búsqueda del desarrollo social; con estas esencias nace el Movimiento del 31 de Marzo de 1988 por Loreto, al parecer el último de los alzamientos de la palabra y la acción que trajo como consecuencia una mejor calidad de vida, objetivo terrenal que toda persona busca y que los gobiernos deben proveer como estructuras creadas para el sobrevimiento humano y el bienestar de la población.
    
    Para el año 1988 la población oscilaba en los 8,000 habitantes y el agua era extraída del subsuelo del pozo numero 1 ubicado en Avenida Salvatierra y Callejón León Felipe, frente a la actual Casa de la Cultura, donde existió un tanque elevado que por sus proporciones era visualizado desde grandes distancias en aquellos tiempos; el segundo pozo era La Garza a 700 metros aproximadamente al oeste del anterior del cual se bombeaba agua al primer pozo cuando se requería; pero la dinámica cambió dos años anteriores, como en 1986 aproximadamente, ser inicia con un proceso de salinización lento y constante, ya que fue un periodo de sequía con nulas lluvias lo que impidió reabastecer los mantos acuíferos de la zona, filtrándose el agua marina y desplazando al agua dulce.
    
    Aunado a la situación de salinización del agua, Loreto empieza a enfrentar diversa problemática como la suspensión por parte del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) las construcciones del drenaje de la población de Loreto y del campo de golf de Nopoló (en la actualidad Loreto Bay) afectando no solo la mano de obra local, sino el desarrollo turístico como atractivo y la infraestructura social; por otro lado, la empresa Aerocalifornia suspende los vuelos a Loreto por no ser redituables económicamente y Aeroméxico se declara en quiebra financiera a nivel nacional, impacto brutal para los loretanos ya que su economía se basaba en el servicio turístico.
    
     El agua disponible estaba tan salinizada que cuando se bañaba una persona, el jabón o shampoo no hacían espuma, la piel quedaba reseca y el cabello áspero, lo cual originó que algunas personas transportaran agua de sus ranchos cercanos a la población que contaban con pozos que aún tenían agua dulce; cabe hacer mención que en esas fechas se acostumbraba beber agua directamente de la llave, por lo que ya no se podía hacer de esa manera la satisfacción de tal necesidad; por primera vez sucede en Loreto lo impensable, que el agua para beber se vendiera, pero que era necesario, ya que se podía enfermar, además se debían cubrir los gastos de traslado y almacenamiento, surgiendo los primero vendedores como lo fue la familia Murillo que traía agua de su rancho en Notrí, Juan Davis de San Juan Londó y el Profesor Medardo Meza del rancho Los Burros.
    
    Esa situación colapsa la economía de Loreto, no hay circulante monetario y surge la crisis financiera, de servicios, depresiva y desesperante, por lo que Oscar Henaine y Marina Ortiz de voz en voz, convocan a un mitin el 28 de marzo de 1988 por la tarde en la Plaza Benito Juárez, dándose cita alrededor de cien personas, las cuales llegan al acuerdo que la plaza debe ser tomada hasta que las autoridades estatales se presenten y se comprometan verazmente a darle una solución inmediata a la salinización del agua, reactivación de vuelos comerciales y reiniciación de las obras en construcción.
    
    A partir de ese momento, cualquier persona que quisiera expresarse sobre la crisis presentada, lo podía hacer de manera pública y con voz ante el micrófono abierto a la ciudadanía, destacándose una cantidad considerable de oradores que subían al estrado día y noche reclamando su pliego petitorio constantemente hasta hacer eco en el Palacio de Gobierno Estatal, siendo Gobernador del Estado el Lic. Víctor Liceaga Ruibal, quien envía el 29 de marzo al Secretario General de Gobierno, Lic. Mario Vargas Aguiar a Loreto, siendo rechazado por la ciudadanía loretana, pidiendo que sea el Gobernador del Estado quien se presente.
    
    En ese momento, la gente enardecida y unida, sienten que deben subir el tono del reclamo, que las autoridades deben voltear a ver con seriedad, respeto, responsabilidad e inmediatez las solicitudes sociales, tomándose la decisión de cerrar el tráfico vehicular de la carretera federal transpeninsular; es así como en presencia del Secretario General de Gobierno se escucha una canción de moda de José Luis Rodríguez “El Puma”, titulada “Agárrense de las Manos” que Blas Arrioja sube el volumen al máximo de las bocinas, quedando como un himno de unidad y fraternidad loretana momentánea que sirvió para motivar el traslado de los presentes a la carretera a la altura de la entrada al aeropuerto donde se atravesaron decenas de vehículos impidiendo el paso.
    
    Es hasta el día posterior a la llegada del Secretario General, el 31 de marzo cuando el Gobernador del Estado se presenta en persona en la Plaza Benito Juárez; una gran algarabía reinaba, en el lugar se habían dado cita unas trescientas personas, lucía rodeada de pipas, taxis y camiones de volteo, las lonas y pancartas con exigencias eran variadas, todo evidenciaba el descontento y la desesperación; el Gobernador valientemente y cumpliendo con su compromiso de servicio llega hasta el centro de la muchedumbre y de entre la gente se presenta Oscar Green Davis con un vaso de agua de la llave y le pide al Gobernador que beba el producto de los servicios públicos vitales, el Gobernador le da un sorbo y traga el agua salada con un gesto apenas perceptible que hizo patente su desagrado.
    
    Ese mismo día el Lic. Víctor Liceaga se comprometió con el pueblo de Loreto trasladarse al entonces Distrito Federal para hablar en persona con el Presidente de la República, Lic. Carlos Salinas de Gortari para enterarlo de manera formal de la situación que prevalecía en Loreto y que se buscaran las soluciones pertinentes; de esta manera es a los tres meses posteriores, en el mes de junio cuando el Presidente de la República visita Loreto y anuncia la construcción del acueducto San Juan Londó, zona que contaba con la suficiente agua dulce para dotar a Loreto y Nopoló del vital líquido, para esto fue necesario cancelar las concesiones de diez pozos de agricultores que se inconformaron, pero que no procedió legalmente su desacuerdo.
    De manera alterna se reinició la construcción del drenaje en el pueblo de Loreto y campo de golf en Nopoló, lo cual originó la contratación de mano de obra que permitió ingreso financiero en las familias; en el caso de la aerolínea Aerocalifornia se reactivó un vuelo a Los Ángeles, California, existiendo divisas que se reflejaban en ganancias económicas a los prestadores de servicios turísticos; cabe hacer mención que estos vuelos no eran redituables para la empresa, por lo que el Gobierno del Estado cubría el costo de los asientos no vendidos para que la actividad comercial de la empresa fuera rentable.
    
    Dos años después, en los primero días de junio de 1990 en una tarde-noche fue inaugurado el acueducto del que se extrae agua a 30 kilómetros aproximadamente al norte de Loreto; es ante la presencia del Presidente de la República Mexicana, el Lic. Carlos Salinas de Gortari, que el responsable de las obras públicas de FONATUR, Ing. Pablo Fernández Real le pide al Delegado Municipal de Loreto, Dr. Estanislao Cota Collins, que abra la llave de manera representativa para que el primer chorro de agua potable salga con presión para alimentar las tuberías de Loreto, es cuando el Delegado Municipal Estanislao Cota le dice al Presidente de la República, Carlos Salinas, “Antes de su llegada los loretanos llegamos al acuerdo en decretar plenilunio para que quedara gravada en su memoria este momento, señor Presidente, gracias”. Ante la presencia del gran astro natural de la tierra se cerró una página de la vida de nuestro querido Loreto.
    
    Después de décadas, este movimiento queda como ejemplo de que cuando el pueblo se une en una sola voz y exige sus derechos, entendiéndose como los principios que son inalienables a las personas, siendo la forma de garantizar la justicia y la dignidad como seres humanos, donde el Estado existe para hacer prevalecer esta norma, siempre debe acatarse tal petición, en todo caso, la figura del Estado es desvirtuada.
    
    Narrado por: Estanislao Cota Collins.
    Datos técnicos: Pablo Davis Arce, Pablo Davis Vargas.
  • martes 11 de marzo del 2025
    EL HUMILLADERO DE SAN JAVIER
    Al entrar al pueblo de San Javier nos recibe una cruz expuesta y montada en una base, ambas de piedra que todo viajero se topa al entrar o salir de la comunidad, servía para humillarse, volverse humilde, de allí su nombre; fueron creados para marcar los lugares devotos, sirviendo de pequeño oratorio, normalmente a la entrada de los pueblos y cercanos a las iglesias o lugares destinados al culto cristiano.
    
    Los humilladeros como su nombre lo indica, eran sitios muy importantes destinados a la humillación, entendida dentro de la tradición católica española como el acto extremo de fe en el que se agradecía al Creador todas las bondades y protecciones recibidas al recorrer el camino y llegar con bien, por lo que se acostumbraba tirarse al suelo o hincarse ante la cruz para implorar el amparo divino.
    
    En México se han localizado cuatro humilladeros que aún sobreviven, estos fueron construidos en Cuernavaca, Morelos en el año 1538; Pátzcuaro, Michoacán en el año 1553; Jilotepec, Estado de México entre los años 1550 a 1560 aproximadamente; y el de San Javier, Baja California Sur edificado posiblemente entre el año 1744 y 1759 en que fue erigida la iglesia dedicada a San Francisco Javier, por lo que podríamos asegurar que es el único de las tres Californias.
    
    Esta costumbre de poner señales en las entradas de los pueblos, en los caminos o en los sitios sagrados se remonta a antiguas culturas desde la prehistoria en Europa Occidental como los dólmenes, que son grandes piedras con forma de mesas, utilizadas para distinguir las marcas funerarias o limitar territorios e identificar los grupos comunales; y los menhir, grandes piedras alargadas y clavadas en tierra que representaban lugares de culto a divinidades.
    
    En la antigua Grecia se utilizaba la herma, como forma de delimitar una frontera o carreteras, o marcar los límites de una propiedad; en Atenas se colocaba para delimitar los barrios y también frente a las casas para atraer la buena suerte; seguramente se nos vendrá a nuestras mentes las mojoneras que aún se utilizan en los campos mexicanos y locales para demarcar las fincas.
    
    El imperio romano utilizó la palabra humillatorum y en Galicia se les llamó humilladorios que a manera que la religión cristiana se fue fortaleciendo y mezclándose con el poder terrenal de los reinados, estos monumentos fueron identificándose con el humilladero que describimos en un principio.
    
    Es así como se fue creando la idea y la tradición de marcar los senderos, los pueblos y los lugares sagrados identificados con lo divino, hasta crearse los humilladeros; recordemos que San Javier fue la segunda misión que establecieron los jesuitas en la Península de lo que hoy  es Baja California, lo que dio origen al Camino Real Misional, en que cada misión fue edificada a una jornada de caminata a pie, aproximadamente 40 kilómetros entre cada una de ellas con la finalidad de viajar de manera segura de encontrar un lugar para descansar, resguardarse y alimentarse, siendo la única manera de que el imperio español pudiera fundar y expandir su dominio en estas tierras semidesérticas.
    
    Es importante destacar que dentro del Catálogo Nacional de Bienes Inmuebles que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) levantó en San Javier, no se encuentra identificado el humilladero, solo tres casas tipos habitacionales, la iglesia y una pila dentro de una huerta.
    Que esta crónica sirva para resguardar en la memoria del lector y del histórico pueblo de San Javier la conciencia presente del pasado de un monumento que se resiste a la invisibilidad, pero peligra a falta de placa con el significado e importancia que lo haga prevalecer en el futuro, pero, ante todo, reconocer que parte de los principios y valores que actualmente tenemos en nuestra forma de pensar y de conducirnos en sociedad, se debe precisamente a lo que nos antecede, a lo histórico.
    
    Narrado por: José Luis Perpuli Drew.
    Apoyo histórico: Luis Domínguez Bareño.
  • jueves 13 de marzo del 2025
    PANTEÓN MUNICIPAL LOS DOLORES
    Definitivamente los panteones son espacios muy importantes para cualquier comunidad, los lugares donde parte de nuestra familia reposa el sueño eterno y que con seguridad en un futuro quienes leemos estas letras también permaneceremos junto a nuestra gente, por lo que son lugares llenos de simbolismo que nos gustaría ser recordados con respeto, manteniendo viva la memoria de las generaciones pasadas.
    
    Las teorías del por qué acostumbramos enterrar o sepultar, entendiendo como preservar los restos humanos de nuestros muertos son variadas, desde la representación de la terminación del ciclo de ser polvo y reconvertirnos en polvo nuevamente; también en diversas culturas antiguas como la egipcia se acostumbraba a construir grandes tumbas que recordaran las grandezas del ser en su vida; la hebrea la hemos leído en la biblia y un claro ejemplo es que Jesucristo fue sepultado; los españoles desde que adoptaron la religión católica enterraban a las personas más buenas, que después santificaban, en los atrios de las iglesias y por ende los que practicaban el cristianismo querían estar cerca de la iglesia de los santos por lo que pedían que en un patio anexo al templo descansaran sus restos, es así como nacen los primeros cementerios; y las culturas americanas enterraban a sus fallecidos en posiciones fetales acompañados de sus herramientas y artículos personales.
    
    En Loreto tenemos dos panteones municipales, pero en esta ocasión hablaremos del más viejo, Los Dolores, ubicado en Calle Escuela Preparatoria y Calle Padre Nicolás Tamaral, a un costado de la carretera transpeninsular, tiene un acceso por el lado oeste y el más utilizado por su estacionamiento es la entrada por el lado sur.
    Del inicio de operatividad del Panteón Los Dolores no se tiene registro alguno, pero por la datación de fechas de las tumbas más antiguas podemos decir que se aperturó aproximadamente en el año 1900, por lo que tiene unos 125 años a la fecha actual; existen alrededor de dos mil tumbas que con dificultad podemos contabilizar, ya que no hay una alineación.
    
    Cuando caminamos entre las tumbas nos damos cuenta que las podemos dividir por bloques según las familias, inclusive, algunos de los responsables que han trabajado en este cementerio las segmentan llamándoles los barrios, según el apellido de quien mora las zonas de sepulturas, sobresaliendo un área que décadas atrás se dedicó a los infantes por lo que es fácil de detectar por las dimensiones pequeñas de sus nichos.
    
    Antiguamente, mucho antes de la creación de este panteón, se tuvo la costumbre cristiana de sepultar con la cabecera al oeste, ya que la llegada de Cristo será por el oriente o este, para que el muerto se levante y quede de frente al Creador; es por lo que en muchos cementerios encontramos las tumbas en esta dirección, aunque no es una generalización, como es el caso de nuestro panteón que todas las tumbas están con cabecera al norte, excepto una.
    
    Una sola tumba entre dos mil se encuentra con la cabecera al oeste, es rápidamente identificable porque sobresale su discrepancia de ubicación, aunado que su nicho de bloque en piedra y cubierto de un cemento ligeramente café con forma de cuadrado y con bóveda con semejanzas de aperturas en la que una de ellas se mantiene una pequeña lapida que se resiste al tiempo a pesar de que una grieta la divide, se lee el epitafio: “Isabel de Fierro, falleció 16 octubre 1907 a la edad de 43 años su esposo e hijos dedican este recuerdo.”
    
    Es difícil asegurar que la morada de Isabel de Fierro sea la más antigua, porque a centenares de lapidas de las que suelen identificarse de las más viejas, carecen de leyenda e información, pero si es la identificada con fecha con mayor lejanía a la actualidad; y luego viene la pregunta, del por qué se encuentra con cabecera al oeste y no al norte como el resto, y esto se debe a que su esposo, marino de profesión pidió que su enterramiento estuviera dirigido al mar, para que cuando el arribara a la orilla de la playa frente al pueblo, pudiera divisar antes que otra cosa, la sepultura de su amada; recordemos que el panteón se encuentra en una zona alta y que en esos años no había los caserío y edificios de la actualidad, a esa tumba nunca le faltan flores artificiales a pesar del tiempo transcurrido, alguien y nadie sabe quién es, manda poner el distintivo floral a través de los años.
    
    Los epitafios estampados en las losas funerarias no se han modificado en las distintas épocas, pero lo que si podemos visualizar un cambio es al final de la leyenda, las antiguas tienen las siglas RIP y las nuevas DEP, donde el primer caso RIP hace referencia a la liturgia de la iglesia católica décadas atrás donde el sacerdote se despedía y rogaba para que el alma del fallecido fuera acogida en el cielo citando las palabras latinas: requiescat in pace, que sus iniciales son RIP y significan lo mismo que DEP, descanse en paz, pero ahora en la actualidad esta castellanizado.
    
    En la actualidad el panteón se encuentra ordenadamente bardeado, pero esto nunca fue así, hubo un tiempo en que solo un mal logrado cerco de alambre de púas con apolillados barrotes a duras penas lograban mantener al ganado fuera de este espacio, fue como le surgió la idea al delegado municipal Simón Davis Monroy, allá por el año 1923, construir una entrada digna al lugar donde se descansa eternamente, por lo que mandó construir un arco con ladrillo, emplastado de cemento y bases de piedra con puertas de hierro forjado, que el destino de la vida hizo que el primer difunto que pasó estrenando tal obra social, fuera el mismo delegado municipal.
    
    Esta crónica está destinada a todos nuestros familiares y amigos que reposan en el panteón de Los Dolores, en cada sepultura hay una historia de vida que guardamos en mente y corazón.
    
    Colaboración de: Ana Rosa Davis Murillo.
    
    Zandra Davis Drew
    
    Flavio Davis Higuera
  • miércoles 19 de marzo del 2025
    LA TORRE DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LORETO
    Al hablar de la iglesia de Nuestra Señora de Loreto, es obligatorio citar a un hombre, que por su dedicación religiosa optó por el celibato, lo que le impidió tener descendencia, pero que sus fuertes ideales católicos de ayudar a los creyentes a vivir su fe y a construir el reino de dios en la tierra, le permitió realizar obras que permanecerán por siglos, y una de esas obras es la torre de la iglesia, que nació de la descendencia de las ideas de Monseñor Modesto Sánchez Mayón, que además de brindar un espacio digno para la adoración y oración de las personas religiosas, nos ha brindado identidad como población, distinción turística y hasta de resguardo de los habitantes cuando los huracanes nos visitaban tiempos atrás.
    
    Es bien sabido que el padre Juan María de Salvatierra fue quien fundó la misión jesuita en el año 1697, construyendo un pequeño lugar sagrado con empalizada, piedra de la región y adobe para oficiar misas y resguardar a la virgen de Loreto, que con el transcurrir del tiempo otros jesuitas colaboraron para hacer del edificio de la iglesia lo que es hoy, como el padre Jaime Bravo en 1740 que en gran medida aportó las paredes de piedra y argamasa dura del cajón base, así como su sucesor el padre Gaspar de Trujillo quien aportó el altar mayor recubierto de hojas de oro y un órgano para acompañar las misas.
    
    De esta manera fue tomando forma la iglesia de Loreto, hasta que llegó Monseñor Modesto Sánchez Mayón quien construye la actual torre del lado este del cajón principal, lo cual no debe haber sido cosa fácil, ya que los templos se mantenían con las aportaciones que realizaban los fieles creyentes, los cuales no deben haber sido muchos en esos años, pero que cuando hay interés de realizar las obras emblemáticas que prevalecen, siempre hay algo que sucede que en muchos casos se les llama milagro.
    
    Es importante comentar que el padre Sánchez como lo dice una placa frente a la Santa Casa, obra que también realizó, menciona que: “nació el 15 de junio de 1897 en Atengo, Jalisco, fue ordenado sacerdote el 19 de septiembre de 1925 en Culiacán, Sinaloa, llegó a Loreto el 29 de noviembre de 1947, donde ejerció su ministerio sacerdotal, por 40 años se dio a la tarea de reconstruir la misión de Loreto, quedando terminada en el año de 1955…” (posiblemente una discrepancia de fecha)
    Pero a lo que se enfrentó el padre Sánchez en su momento fue muy complicado por no tener el financiamiento para construir la torre, ya que el templo estaba en ruinas, sin techo, los paredones perforados y algunas piedras habían sido utilizadas en la construcción de viviendas cercanas, pero sucede el hecho extraordinario que algunos catalogan como de intervención divina, y es que el Creador seguramente había observado que el Padre Sánchez con esfuerzo tenaz logró reconstruir el Camino Real que une Loreto con San Javier, reinaugrandolo el 3 de noviembre de 1952, justo para honrar a San Francisco Javier en su día, iniciando la reconstrucción de la iglesia misión de San Javier, por lo que llega el patrocinio celestial pegándole al gordo en la lotería nacional.
    
    Un 15 de septiembre de 1955 el padre Sánchez se saca el premio mayor de la lotería nacional por un millón de pesos aproximadamente, que para la época era una cantidad considerable, pero no solo construye la torre, sino que rehabilita totalmente la iglesia misión de Loreto, la iglesia misión de San Javier y aporta un recurso importante para la construcción de la escuela primaria Civilizadores de Baja California, esto último con la finalidad de que fueran desocupadas las instalaciones que actualmente ocupa el Museo de las Misiones Jesuíticas de Loreto para que volviera a ser parte de las instalaciones de la iglesia loretana.
    
    Volviendo a la torre de la iglesia, de la cual podemos apreciar una arquitectura que no concuerda con el cajón inicial de la parte que construyó Jaime Bravo, ya que la textura, dimensión y color de las piedras es distinto, además de que el cemento que conforma los arcos de la torre fueron hechos con moldes y no cincelados como en la base, así como la cúpula, pero que hace lucir bellamente al templo, quedando como la edificación más alta de la región, pudiendo ser apreciada de varios kilómetros a la redonda.
    
    La estética de la torre se basa en una arquitectura con un trazado perfecto que hace soportar el peso, para lo cual tuvo que traer un albañil experto, ya que en el pueblo de Loreto no lo había, debiendo ser una persona con mano de obra especializada; es así como llega Luis Barrera desde Jalisco, persona conocida del padre Sánchez y reconocida por sus conocimientos de albañilería, ya que por las dimensiones de la nueva obra se debieron utilizar andamios, cuerdas y rondanas para subir los materiales a tan elevada altura que quedaba fuera de lo normal.
    
    La construcción se llevó 2 años aproximadamente y en 1957 fue tomada la primer fotografía de la iglesia donde luce un arco anexo de cantera y un reloj de cuatro caras en la cúspide de la cúpula de la torre, comprado a la empresa Relojes Olvera de Puebla, México, teniendo como finalidad que no hubiera excusa para que a los fieles no se les pasará la hora de la misa, pero además, este reloj cuenta con campanadas cada tres horas que se podían escuchar en todo el pueblo, las cuales se repican a las 12 pm, 3 pm, 6 pm, 9 pm, 12 am, 3 am, 6 am y 9 am. 
    Las obras realizadas por el padre Modesto Sánchez Mayón son conocidas por el Vaticano y el Papa Juan XXIII, Ángelo Giuseppe Roncalli, le otorga el titulo honorifico de Monseñor en el año de 1960 como una dignidad especial de reconocer su entrega al trabajo eclesiástico.
    
    Aún recuerdan nuestros abuelos en sus días de infancia cuando pasaban a tomar sus clases en la escuela primaria, en lo que hoy es el museo de Loreto y los andamios rodeaban a la torre creciente de la iglesia que se erigía para ser el sello de identidad loretana, que cada día atrae más al turista que al creyente.
    
    Gracias amigo Servando Davis Davis por tu aportación, tu memoria siempre me fue sorprendente, para ti son estas letras de una crónica del pasado que prevalece en el presente para el futuro.